domingo, 31 de octubre de 2010

Adultez, primera casualidad.

Delirio intoxicante que me llevó al acto de convivencias programado por la Federación Alicantina de Moros y Cristianos, recién vivido el verano del 2007, arrastrando aun la fijación sentimental hacia aquel chico tan alto… que conocí por que era amigo de alguno de mis familiares, recuerdas? Pues bien, me enteré que iría a esas convivencias… unas paellas en plena pineda. Ahí me planté yo con mi camiseta blanca y mis zapatillas deportivas. En el pequeño grupo de amigos que estaba conformado por mis tíos, éste muchacho y algún que otro más que solo conocía de vista, se coló, esta vez, un muchacho que no había visto antes. Parecía joven, 26 como mucho, pensé. Y sus gafas de sol le tapaban completamente la mirada… cosa que siempre he odiado. Cruzamos varias miradas, pero no despertó mi interés en ninguno de los momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario