martes, 5 de octubre de 2010

Adolescencia, primeras indecisiones

Y ahí aparece el tercer cambio socio-amoroso en los últimos dos meses. Dotes de mando… que alto! Y que flaco, todo sea dicho… amigo de familiares, cercano a mi edad y con un más que evidente problema para durar más de dos días entre las mismas piernas (bien por rechazo o por cambio de propia decisión) me presentaron a aquel muchacho. Simpático, alegre, bonachón… pareció seguirme los pasos, las intenciones y el rollo. Lo malo es que dio un paso a atrás, iba con otra intención y el rollo lo tenía, pero con otra. Dejando las limitaciones a un lado, aquel mero capricho me supuso varias semanas de movildependencia (ya que intercambiamos números) en busca de un mensaje o llamada… que nunca llegó. Las lágrimas, el ahogo, la pérdida de apetito… me acercaban cada vez más a la fecha en septiembre en las que darían comienzo las nuevas clases. Lo intenté pero no pude, no existía motivación posible. Al cabo de unos días quedé con mi mejor amiga, Laura, y jamás olvidaré sus sabias palabras: -DEJATE DE TONTERIAS, A TI LO QUE TE PASA ES QUE NECESITAS UN BUEN POLVO- y pienso, seriamente, que tenía razón. Dos camas distintas, dos “hombres” distintos, dos formas distintas… y 10 meses distintos de pasar los fines de semana fingiendo. Aprendí antes a ser creíble, que a moverme.

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